Del autómata al cyborg.
Thomas Hobbes como pretexto.
El presente ensayo corresponde al trabajo final que presenté en la signatura "Historia de la Filosofía V" a cargo de la Dra. Viridiana Platas Benítez, en la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM).
Introducción:
Mecanicismo.
El
término <<mecanicismo>> ha sido empleado para referirse a las
acciones de la naturaleza como acciones mecánicas, Hobbes utiliza el método
mecanicista para: “…concebir la
naturaleza humana y los objetos naturales que motivan en la psicología del
hombre. Luego, la conformación de la sociedad civil y el Estado.”[1]
Así pues, el mecanicismo en Hobbes puede ser entendido a partir del
movimiento de la naturaleza corpórea, ya que ningún cuerpo puede considerarse
en reposo; es decir, el mecanicismo de Hobbes es la materia en constante
movimiento. La política de Hobbes ve la
psicología y el comportamiento humano como una necesidad causal: “…máquina natural sometida a la sucesión
estricta de causas y efectos, teniendo como propiedades naturales el desear y
obrar, es decir, deliberar y moverse en función de la primera circunstancia que
es el deseo.”[2]
De esta forma Hobbes ve en el hombre un ser sin autonomía de esa gran máquina
que es el mundo, el hombre como cuerpo está en constante desplazamiento en
relación con otros cuerpos, ya que, él no es ajeno a los procesos físicos de la
naturaleza.
El
Leviatán como autómata.
Dice
Hobbes que el hombre imita a la Naturaleza como un arte[3],
a tal grado de poder crear algo artificial; para ilustrar su premisa realiza un
comparativo entre los elementos de un cuerpo humano en relación a las partes de
un autómata, para que éste tenga vida artificial requiere de resortes como un
corazón, necesita de fibras como nervios, y las ruedas que le dan movimiento
son las articulaciones. De esta forma Hobbes ve esta creación del autómata un
símil, al que visualiza como Leviatán[4],
y lo llama <<Estado>>; Hobbes rompe como todos los elementos de
la sociedad feudal, apela a un método en el que para resolver cualquier
situación, el estudio de la naturaleza física en la sociedad humana en
específico, es a partir de cómo nos concebimos en sociedad y dentro de las
creencias del cómo debemos vivir. Así pues, la sociedad se resuelve en: “una colección de individuos, cada uno de
los cuales constituye un sistema cuyo fin es la conservación de sí mismo. Los móviles humanos
fundamentales son el deseo de dominio y el deseo de evitar la muerte”;[5] se ve que el hombre
lucha por lo que ambiciona por naturaleza, los límites son la muerte y el temor
a ella.
Antes de la sociedad existe la
lucha por la dominación, donde no hay poder común, no hay derecho; y donde no
hay derecho no hay injusticia. Esto da razón al individuo para tener más
temores que esperanzas, dejando a la muerte como resultado de la dominación, y
para evitar la muerte se tiene que emplear la paz o el acuerdo; mas esto no
basta para frenar el temor a la muerte. En el estado de naturaleza no hay
contratos y no hay seguridad para el hombre; “para dar un respaldo se necesita establecer un contrato, en el que los
hombres transfieren su poder a un poder común”,[6]
de esta manera surge el soberano. Hobbes ve en ese contrato social la
figura del “Leviatán”.
El autómata como cyborg.
En
el “Manifiesto para cyborgs”, dice
Donna Haraway que un cyborg es: “…un organismo cibernético, un híbrido de
máquina y organismo, una criatura de realidad social y también ficción (…)
criaturas que son simultáneamente animal y máquina, que viven en mundos
ambiguamente animal y máquina”.[7]
Todos somos cyborgs y nuestra política es cyborg, esto permite diferentes
transformaciones históricas al no estar regulado por lo público ni lo privado
como el autómata; la política, o mejor dicho, la tecnopolítica radica en la
ciencia ficción, la blasfemia, la ironía y la bestialidad al negar a Edipo, al
no ser un cuerpo de narro, al no reconocer la familia como institución, al ser
éste quien haga saber al amo que está castrado.
Los límites de lo animal-humano y
máquinas siempre han estado en juego; el autómata como: “…maravillosos mecanismos (que) crearon
en las conciencias (…) la idea de que todas las funciones y operaciones de los
seres vivos, incluidos los seres humanos, podían explicarse sin recurrir a
ningún principio anímico”,[8]
esto no es más que la imitación burda del sueño humano al no tener
movimiento ni decisión propia; en cambio, el cyborg de finales del siglo XX va
más allá de la reproducción, es quien se puede burlar de la ubicuidad de ese
gran Leviatán. De este modo, la tecnopolítica
del cyborg radica en las fronteras, de todo tipo, transgredidas; así pues, para
Haraway un mundo de cyborgs tiene dos caras, la primera, es el último mecanismo
de control mundial, la segunda, es un mundo donde las personas ya no tienen
miedo a su parentesco con lo animal y la máquina.
Subjetividad y representación.
Un
monstruo ofrece documentación de lo físico y lo mental, es decir, nos muestra a
qué debemos temerle y cómo desplazarnos en nuestro mundo; esto como resultado
de la Filosofía Política del siglo XVII, que nos deja a la mujer, al animal y
al Indio/Indígena como figuras de alteridad y exclusión (bárbaro-salvaje), es
decir, figuras cercanas a la naturaleza. En este punto me detengo para hablar
sobre el pensamiento inicial del hombre, para Hobbes es la representación, es
la apariencia que tienen los cuerpos exteriores a nosotros; son objetos
sensibles, o mejor dicho, movimientos de la materia que actúan en nuestros
órganos, dichos objetos exteriores producen sensaciones de diferentes grados en
los sentido generando un tipo de conocimiento humano.
De la sensación del objeto viene
la apariencia, de ésta la fantasía y finalmente la imagen como resultado de las
sensaciones del hombre, debido a que él cataloga su exterior desde sí mismo. A
la imaginación corresponden las cosas que son percibidas por los sentidos y el
entendimiento se relaciona con ésta a través de palabras y signos que hacen
comprender al hombre sus propios pensamientos. “Cuando una persona concibe un entendimiento no es casualidad, porque
cualquier pensamiento inmediatamente posterior es originado por la transición
de una imagen a otra según sensaciones inmediatas en el hombre”[9]
El entendimiento como pensamiento depende de las reflexiones reguladas a través
de nuestros deseos, está sujeto a la impresión dejada por las cosas que
observamos como movimiento dentro de nosotros mismos; esta subjetividad es la
condición del sujeto en Estado de Naturaleza relacionada con las pasiones y
cualidades físicas de cada uno de los sujetos, que nos dejan ver lo que es
viable para la felicidad y conservar la vida.
Conclusión.
La promesa artefactual: Leviatán vs.
Cyborg.
El
Leviatán, como figura o metáfora, que nos presenta Hobbes se inscribe como
temor a sufrir algún daño, “…es un poder
invisible imaginado por la mente o basado en relatos públicamente permitidos…”[10]
, al creer en la veracidad de lo que nos lleva a temer como principio de
autoridad, se convierte en objeto de fe; es decir, a partir del temor que el
sistema emplea sobre nosotros comenzamos a construir alteridades y peligros
simbólicos a partir de lo que no se conoce. Debemos suponer su existencia con
la finalidad de hacer pensable y dominable lo extraño como saberes y armas
históricas para deslegitimar las subjetividades. Sin embargo, el cyborg como
figura inscrita en el marco de la posmodernidad produce: “…no tanto efectos de distanciamiento, como efectos de conexión, de
encarnación y de responsabilidad con algún otro lugar imaginado que ya podemos
aprender a ver y a construir.”[11]
El cyborg es la figura que ha llegado a darle representación a esas multitudes
excluidas por el Leviatán de la modernidad.[12]
Finalmente, el Leviatán es quien construye la naturaleza como ficción
reguladora de su propio discurso, en cambio, para el cyborg la naturaleza es un
lugar común en el que sebe reconstruir el discurso público, es decir,
cuestionarlo y desnaturalizarla.
Bibliografía.
GONZÁLEZ,
Alfredo, “Mecanicismo en el Leviatán de Thomas Hobbes”, en Ho Legon-Revista de Filosofía, Año 13, No. 13, Chile, 2009, pp.
21-31.
JASSO, Karla, Arte, tecnología y feminismo. Nuevas
figuraciones simbólicas, Ed. Universidad Iberoamericana, México, 2008, 174
pp.
HARAWAY, Donna,
“Manifiesto para cyborgs: ciencia,
tecnología y feminismo socialista a finales del siglo XX”, en Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, [Trad. Manuel Talens],
Ed. Cátedra, España, 1995, pp. 251-312.
__________________,
“La promesa de los monstruos: Una política regeneradora para otros
inapropiados/bles”, [Trad. Elena Casado], en Política y sociedad, 30, España, 1999, pp. 121-163.
HOBBES, Thomas,
“Introducción”, en Leviatan. O la
materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, 2ª ed,
5ªreimp., Ed. FCE, Argentina, 2005, pp. 3-5.
MACINTYRE,
Alasdair, “Lutero, Maquiavelo, Hobbes y Spinoza”, en Historia de la ética, [Trad. Roberto Juan Walton], Ed. Paidós,
España, 1991.
MEJÍA, Iván, El cuerpo post-humano en el arte y la
cultura contemporánea, Ed. ENAP-UNAM, México, 2005, 162 pp.
Ciberografía.
Ciborg, Hysteria, Número 8, Julio 2014.
http://hysteria.mx/category/publicaciones/8/ (Noviembre 2014)
Videografía.
VILLEGAS,
Armando, “Las figuras del salvaje y el bárbaro en la filosofía política”, Coloquio Alteridad y Exclusión. XVII
Congreso Internacional de Filosofía en Morelia.
https://www.youtube.com/watch?v=rtcB5T6UC0A (Noviembre, 2014)
[1] GONZÁLEZ, Alfredo,
“Mecanicismo en…”, p. 23.
[2] Idem, p.
24.
[3] Entiendo por “arte”
como toda producción que realiza el hombre, así como a las disciplinas del
saber hacer (la carpintería, la zapatería, la pintura, la escultura…); lo que
Hobbes proponen en las primeras líneas de su introducción al “Leviatán”, corresponde a lo que en la
antigüedad clásica se comprendía por <<téchne>> como la ciencia del
buen hacer.
[4] Hobbes recupera al
monstruo marino “Leviatán” del Libro de Job en el Antiguo Testamento, donde
este monstruo es invencible con mano humana, su mirada petrifica y castiga al
ser rey entre los soberbios.
[5] MACINTAYRE, A, “Lutero,
Maquiavelo, Hobbes y Spinoza”, en Historia
de la ética, p. 145.
[6] Idem, p. 147.
[7] HARAWAY, D, “Manifiesto
…”, en Ciencia, cyborgs y mujeres, p. 253.
[10] HOBBES, T, El Leviatán, p. 45.
[11] HARAWAY, D, “La
promesa…”, p. 122.
[12]
Apestados, leprosos, locos, hermafroditas, histéricas, frígidas, homosexuales…
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