La pregunta se plantea en el hombre pero el problema deviene del
cuerpo al ser un medio entre el hombre y su entorno, y en relación a
su concepción en un tiempo y espacio dados, se fijarán ideas sociales que
representarán a una sociedad; el cuerpo es un organismo en constante diálogo con
el mundo, pues se le aprecia inmerso en
un mundo de personas y cosas que actúan sobre él y a las cuales reacciona. Mi
cuerpo no es sólo un cuerpo; es órgano de percepciones y de iniciativas
motrices; es la sede de mis experiencias, de todas mis experiencias.
Hesíodo hace un cuadro sobre las cinco edades de los
hombres, en primer lugar está la creación de los dioses a partir del caos, y en
el último escalón se encuentra la formación del hombre, dando como resultado el hombre a imagen y semejanza de las
divinidades; si nos centramos en la sociedad del espectáculo, en particular
el imperio de la cirugía plástica y en las estrellas de televisión, en dichas
estrellas de la TV encontramos a las divinidades que Hesíodo menciona y en la
cirugía plástica las edades de los hombres, que los simples mortales tenemos
como medio para lograr la imagen y semejanza a nuestra estrella favorita de la
TV.
Con
Jenófanes encontramos que los dioses son formas de representación idealizadas por los hombres y relativas a sus propias características físicas y
morales; que no nos sea extraño que una de las estrategias de la religión
católica para entrar a Oriente ha sido los diferentes tratamientos a la imagen
de Jesús, puede ser con ojos rasgados, piel amarilla o negra, cabello lacio o
rizado y el grado de maltrato físico dependerá de las costumbres del lugar.
Protágoras dice que si todo cambia, no habrá una verdad
absoluta pues ésta cambia conforme cambie el mundo y que cada individuo humano
es un ojo abierto al mundo: Todo lo que
este ojo ve como existente, existe. Todo lo que este ojo deja de ver es
inexistente, el mundo está hecho a la medida de quien lo contempla y que
quien contempla al mundo lo esta inventando al mismo tiempo;
éste ha sido el motor de la
condición humana de todos los tiempos, pues en ella existe una necesidad y en
ella está la invención, o mejor dicho, la solución a sus necesidades.
Tomemos en cuenta el trabajo de Vito Acconci, quien
pretende definir su cuerpo en el espacio como su cuerpo como espacio, al
convertirlo en lugar sobre el que se pueden interpretar y medir diferentes tipos
de sensaciones; ya no se presenta como ser humano, sino como un objeto. Esto es
un ejemplo de la contemporaneidad de la doctrina de Protágoras; Acconci parte
del cuerpo como receptáculo de sensaciones (políticas, físicas, económicas,
sociales, etc.), y el hombre, como motor entre alma y cuerpo, tendrá la tarea
de ajustar sus circunstancias espaciales en respuesta a las sensaciones
anteriores, en el caso de Acconci dicho ajuste será a partir de la
transformación física en respuesta a una necesidad psicológica; y así poder
decir que el hombre inventa y reajusta el mundo en respuesta a sus aconteceres.
El primero en plantearse la pregunta ¿Qué es el hombre?, fue Kant más nunca llegó a una respuesta; sus
conclusiones fueron varias, una de ellas es que el espacio y el tiempo no son más que las formas en que ocurre
necesariamente mi intuición humana de lo que es, no son inherentes al mundo
sino a la índole de mis sentidos,
esto quiere decir que el mundo se nos presenta como fenómeno cuya
existencia tiene lugar únicamente en la experiencia; es decir que el fenómeno
se encuentra en el mundo de las apariencias, y esta apariencia en el momento en
que somos afectados por ella se convierte en representación, en experiencia; y
esta experiencia se presenta como el misterio de un espacio y un tiempo en el
hombre, enigma de nuestro propio captar
el mundo y de nuestro propio ser.
El
artista Daniel Joseph Martinez trabaja con el cuerpo como el enigma o agente
que capta las formas de la experiencia, así se encarga de mostrar la decadencia
de la sociedad contemporánea, inmerso en un ambiente completamente neoliberal y
guiado por el mercado, aludiendo a la transferencia de estructuras cognitivas
por parte de los humanos hacia las máquinas, siendo este último punto su propio
captar el mundo desde su propio ser.
Después de las diferentes respuestas de Kant, Hegel se
encarga de aterrizarlas más sobre la comprensión del alma en un ser vivo: mostrar el ser, en su totalidad, como
realidad y creación del espíritu; en cada hombre existe la luz y la vida, él se enciende con su propia materia
ígnea y su llama le pertenece, entiéndase como luz el alma como la identidad de
lo interno con lo externo. Así el hombre no
es más que el principio en que la razón del mundo llega a su autoconciencia
plena y, con ello, a su consumación; es decir, el ser es idéntico a una cosa determinada, y el ser se entiende a
través del otro y en función de su implicación en el todo.
Yasumasa
Morimura, artista japonés, trabaja bajo el concepto de identidad como base
dualista entre Oriente/Occidente, femenino/masculino, propio/ajeno, para
denunciar el desequilibro por parte de la globalización y la imposición
cultural de occidente; su modo de producción es a partir de la apropiación de
imágenes clásicas del arte occidental, recreándolas y darles una nueva
significación, Morimura cosifica la imagen del mismo modo que Occidente
cosifica lo ajeno a su identidad. De este modo es como Morimura recrea imágenes
a partir de un principio de razonar el mundo Oriental/Occidental para llegar a
una autoconciencia plena de identidad de
lo interno con lo externo de su entorno político, social y económico; con
este proceso creativo se muestra que la razón del mundo se debe a su paso a
través de la historia.
En este paso de la historia Marx dice que el hombre de su
tiempo no es una imagen del mundo sino una imagen de la sociedad y hay que
ubicarlo dentro de una realidad sensible, ya que el hombre es un ser de la
naturaleza, de necesidades y deseos; es decir que el hombre que persigue la
renovación de la vida social participará en la solución del destino de su sociedad
si no contradice a su experiencia de la vida. Esta experiencia de vida, no es
más que el momento en que el hombre ha afrontado que ha perdido ante otros
hombres (la burguesía): los solitarios y
los pobres son abandonados al frío, en tanto que los perversos y los brutales
disfrutan de todo el calor que puede ofrecer el poder; es
por eso que Marx cree que cuando la sociedad reclama algo al mundo, reclama la
existencia del hombre, pues el mundo del hombre es la sociedad.
Las
acciones corporales de Chris Burden son basadas en los conceptos de riesgo con
el fin de cuestionar las prohibiciones colectivas e individuales; la praxis
artística sólo tiene sentido si se involucra totalmente en un proceso
transformador de la sociedad. El cuerpo de Burden representa una imagen de la
sociedad de los setenta; si bien no presenta un camino de reforma social, si
generará una reacción, por parte del espectador, en busca de la solución del
destino social en relación a al experiencia vivida tras la acción corporal.
Una de las teorías más representativas de la época
contemporánea, en relación al hombre como la medida de todas las cosas, ha sido
una propuesta por Nietzsche a finales del siglo XIX; en la cual coloca en el
centro del estudio del mundo al hombre como ser problemático, el hombre es el
animal no fijado todavía, es decir que no es una especie determinada ni acabada
sino algo en devenir. En “La voluntad de poderío” Nietzsche expone que el
hombre es un embrión del hombre del porvenir, el cual no tiene asegurado su nacimiento
como hombre futuro; el hombre actual, en transición, es algo blando y plástico
con el que se puede hacer de él lo que se quiera.
El cuerpo de Orlan es un objeto en cuanto que ella lo
llama su obra; es un trabajo de
autorretrato en el sentido clásico pero con los medios tecnológicos disponibles
en la actualidad y oscila entre la desfiguración y la refiguración. El cuerpo
se convierte así en un “readymade modificado”, pues ya no es este readymade
ideal que sólo hay que firmar. Nos
encontramos pues, que el cuerpo de Orlan no es un cuerpo acabado sino un cuerpo
que siempre está en devenir, pues su cuerpo no se reduce a un fin sino que está
en desarrollo; el cuerpo va madurando hacia la nueva figura, se va desprendiendo de una partícula tras
otra de la estructura de su mundo anterior; cuando
el resultado se percibe como lo que en verdad es, como la negación de su
anterior ser, hace surgir instantáneamente una nueva forma.
Heidegger plantea el problema de la existencia real, o
bien el hombre real en cuanto a su propio ser; la existencia real sólo puede
ser aprehendida en conexión con la naturaleza, es el modo de cómo el hombre
mira a su fin. También hace referencia a un hombre que no puede hacerse enteramente hombre mediante su relación consigo mismo
sino gracias a su relación con otro;
lo primordial en la existencia del hombre con el hombre es la relación,
donde se inclina a ayudar al otro; si el hombre es incapaz de relacionarse con
su otro igual, se encuentra como un hombre con existencia auténtica la cual
significa el fin de la vida, el hombre que ya no puede vivir con el hombre se
encuentra en un simulacro de la vida.
El artista Stelarc basa su trabajo en el desarrollo de él
como hombre y máquina, parte del uso de la biotecnología como herramienta para el
cambio de las partes de su cuerpo para mejorar su funcionamiento y estrechar la
relación entre hombre y máquina llevando las capacidades del hombre al límite,
todas sus modificaciones son para alcanzar un ser perfecto; su proceso creativo
es a partir de la máquina, el movimiento y la medicina, es en este tipo de
procesos creativos en el que se demuestra que el hombre por sí solo no puede
ser hombre, que siempre necesitará de alguien más, y de otros medios, para
crear experiencias de vida.
En este primer intento por definir que es el hombre a partir del cuerpo, no he
desarrollado por completo a los diferentes filósofos ni sus diferentes teorías
sobre el cuerpo y el hombre puesto que no pretendo hacer un recuento de la
historia de la antropología filosófica, sino más bien retomar algunos puntos de
ciertos filósofos que han visto al hombre como motor del mundo. A cada punto
tratado le he aplicado ejemplos del arte corporal contemporáneo, cada artista
con el que ejemplifico utiliza diferentes estrategias conceptuales, pero todos
utilizan el cuerpo como único medio. Podemos observar en dichos artistas,
procesos en los cuales las personas entran en relación con el cuerpo ajeno,
asimilándolo en el propio, para caer en cuenta de que el cuerpo en la sociedad
actual es un objeto por el hecho de ser producido,
consumido y personalizado:
es el hombre el que garantiza, en la
medida de sus necesidades, su coexistencia en un contexto funcional.
Así pues la pregunta: ¿es el hombre la medida de
todas las cosas?
Benjamín Martínez Castañeda
Mayo 2012
BIBLIOGRAFÍA
BUBER, Martín, ¿Qué es el hombre?, FCE, 1967
GUASCH, Ana María, Arte último del siglo XX, Alianza, 2002
XIRAU, Ramón, Introducción a la historia de la filosofía, UNAM, 2000