viernes, 25 de mayo de 2012

El cuerpo en el arte contemporáneo. ¿Es el hombre la medida de todas las coas?


La pregunta se plantea en el hombre pero el problema deviene del cuerpo al ser un medio entre el hombre y su entorno, y en relación a su concepción en un tiempo y espacio dados, se fijarán ideas sociales que representarán a una sociedad; el cuerpo es un organismo en constante diálogo con el mundo, pues se le aprecia inmerso en un mundo de personas y cosas que actúan sobre él y a las cuales reacciona. Mi cuerpo no es sólo un cuerpo; es órgano de percepciones y de iniciativas motrices; es la sede de mis experiencias, de todas mis experiencias.

Hesíodo hace un cuadro sobre las cinco edades de los hombres, en primer lugar está la creación de los dioses a partir del caos, y en el último escalón se encuentra la formación del hombre, dando como resultado el hombre a imagen y semejanza de las divinidades; si nos centramos en la sociedad del espectáculo, en particular el imperio de la cirugía plástica y en las estrellas de televisión, en dichas estrellas de la TV encontramos a las divinidades que Hesíodo menciona y en la cirugía plástica las edades de los hombres, que los simples mortales tenemos como medio para lograr la imagen y semejanza a nuestra estrella favorita de la TV.

Con Jenófanes encontramos que los dioses son formas de representación idealizadas por los hombres y relativas a sus propias características físicas y morales; que no nos sea extraño que una de las estrategias de la religión católica para entrar a Oriente ha sido los diferentes tratamientos a la imagen de Jesús, puede ser con ojos rasgados, piel amarilla o negra, cabello lacio o rizado y el grado de maltrato físico dependerá de las costumbres del lugar.

Protágoras dice que si todo cambia, no habrá una verdad absoluta pues ésta cambia conforme cambie el mundo y que cada individuo humano es un ojo abierto al mundo: Todo lo que este ojo ve como existente, existe. Todo lo que este ojo deja de ver es inexistente, el mundo está hecho a la medida de quien lo contempla y que quien contempla al mundo lo esta inventando al mismo tiempo;  éste ha sido el motor de la condición humana de todos los tiempos, pues en ella existe una necesidad y en ella está la invención, o mejor dicho, la solución a sus necesidades.

Tomemos en cuenta el trabajo de Vito Acconci, quien pretende definir su cuerpo en el espacio como su cuerpo como espacio, al convertirlo en lugar sobre el que se pueden interpretar y medir diferentes tipos de sensaciones; ya no se presenta como ser humano, sino como un objeto. Esto es un ejemplo de la contemporaneidad de la doctrina de Protágoras; Acconci parte del cuerpo como receptáculo de sensaciones (políticas, físicas, económicas, sociales, etc.), y el hombre, como motor entre alma y cuerpo, tendrá la tarea de ajustar sus circunstancias espaciales en respuesta a las sensaciones anteriores, en el caso de Acconci dicho ajuste será a partir de la transformación física en respuesta a una necesidad psicológica; y así poder decir que el hombre inventa y reajusta el mundo en respuesta a sus aconteceres.   

El primero en plantearse la pregunta ¿Qué es el hombre?, fue Kant más nunca llegó a una respuesta; sus conclusiones fueron varias, una de ellas es que el espacio y el tiempo no son más que las formas en que ocurre necesariamente mi intuición humana de lo que es, no son inherentes al mundo sino a la índole de mis sentidos, esto quiere decir que el mundo se nos presenta como fenómeno cuya existencia tiene lugar únicamente en la experiencia; es decir que el fenómeno se encuentra en el mundo de las apariencias, y esta apariencia en el momento en que somos afectados por ella se convierte en representación, en experiencia; y esta experiencia se presenta como el misterio de un espacio y un tiempo en el hombre, enigma de nuestro propio captar el mundo y de nuestro propio ser.
           
El artista Daniel Joseph Martinez trabaja con el cuerpo como el enigma o agente que capta las formas de la experiencia, así se encarga de mostrar la decadencia de la sociedad contemporánea, inmerso en un ambiente completamente neoliberal y guiado por el mercado, aludiendo a la transferencia de estructuras cognitivas por parte de los humanos hacia las máquinas, siendo este último punto su propio captar el mundo desde su propio ser.

Después de las diferentes respuestas de Kant, Hegel se encarga de aterrizarlas más sobre la comprensión del alma en un ser vivo: mostrar el ser, en su totalidad, como realidad y creación del espíritu; en cada hombre existe la luz y la vida, él se enciende con su propia materia ígnea y su llama le pertenece, entiéndase como luz el alma como la identidad de lo interno con lo externo. Así el hombre no es más que el principio en que la razón del mundo llega a su autoconciencia plena y, con ello, a su consumación; es decir, el ser es idéntico a una cosa determinada, y el ser se entiende a través del otro y en función de su implicación en el todo.

Yasumasa Morimura, artista japonés, trabaja bajo el concepto de identidad como base dualista entre Oriente/Occidente, femenino/masculino, propio/ajeno, para denunciar el desequilibro por parte de la globalización y la imposición cultural de occidente; su modo de producción es a partir de la apropiación de imágenes clásicas del arte occidental, recreándolas y darles una nueva significación, Morimura cosifica la imagen del mismo modo que Occidente cosifica lo ajeno a su identidad. De este modo es como Morimura recrea imágenes a partir de un principio de razonar el mundo Oriental/Occidental para llegar a una autoconciencia plena de identidad de lo interno con lo externo de su entorno político, social y económico; con este proceso creativo se muestra que la razón del mundo se debe a su paso a través de la historia.

En este paso de la historia Marx dice que el hombre de su tiempo no es una imagen del mundo sino una imagen de la sociedad y hay que ubicarlo dentro de una realidad sensible, ya que el hombre es un ser de la naturaleza, de necesidades y deseos; es decir que el hombre que persigue la renovación de la vida social participará en la solución del destino de su sociedad si no contradice a su experiencia de la vida. Esta experiencia de vida, no es más que el momento en que el hombre ha afrontado que ha perdido ante otros hombres (la burguesía): los solitarios y los pobres son abandonados al frío, en tanto que los perversos y los brutales disfrutan de todo el calor que puede ofrecer el poder; es por eso que Marx cree que cuando la sociedad reclama algo al mundo, reclama la existencia del hombre, pues el mundo del hombre es la sociedad.

Las acciones corporales de Chris Burden son basadas en los conceptos de riesgo con el fin de cuestionar las prohibiciones colectivas e individuales; la praxis artística sólo tiene sentido si se involucra totalmente en un proceso transformador de la sociedad. El cuerpo de Burden representa una imagen de la sociedad de los setenta; si bien no presenta un camino de reforma social, si generará una reacción, por parte del espectador, en busca de la solución del destino social en relación a al experiencia vivida tras la acción corporal.

Una de las teorías más representativas de la época contemporánea, en relación al hombre como la medida de todas las cosas, ha sido una propuesta por Nietzsche a finales del siglo XIX; en la cual coloca en el centro del estudio del mundo al hombre como ser problemático, el hombre es el animal no fijado todavía, es decir que no es una especie determinada ni acabada sino algo en devenir. En “La voluntad de poderío” Nietzsche expone que el hombre es un embrión del hombre del porvenir, el cual no tiene asegurado su nacimiento como hombre futuro; el hombre actual, en transición, es algo blando y plástico con el que se puede hacer de él lo que se quiera.

El cuerpo de Orlan es un objeto en cuanto que ella lo llama su obra; es un trabajo de autorretrato en el sentido clásico pero con los medios tecnológicos disponibles en la actualidad y oscila entre la desfiguración y la refiguración. El cuerpo se convierte así en un “readymade modificado”, pues ya no es este readymade ideal que sólo hay que firmar. Nos encontramos pues, que el cuerpo de Orlan no es un cuerpo acabado sino un cuerpo que siempre está en devenir, pues su cuerpo no se reduce a un fin sino que está en desarrollo; el cuerpo va madurando hacia la nueva figura, se va desprendiendo de una partícula tras otra de la estructura de su mundo anterior; cuando el resultado se percibe como lo que en verdad es, como la negación de su anterior ser, hace surgir instantáneamente una nueva forma. 

Heidegger plantea el problema de la existencia real, o bien el hombre real en cuanto a su propio ser; la existencia real sólo puede ser aprehendida en conexión con la naturaleza, es el modo de cómo el hombre mira a su fin. También hace referencia a un hombre que no puede hacerse enteramente hombre mediante su relación consigo mismo sino gracias a su relación con otro; lo primordial en la existencia del hombre con el hombre es la relación, donde se inclina a ayudar al otro; si el hombre es incapaz de relacionarse con su otro igual, se encuentra como un hombre con existencia auténtica la cual significa el fin de la vida, el hombre que ya no puede vivir con el hombre se encuentra en un simulacro de la vida.

El artista Stelarc basa su trabajo en el desarrollo de él como hombre y máquina, parte del uso de la biotecnología como herramienta para el cambio de las partes de su cuerpo para mejorar su funcionamiento y estrechar la relación entre hombre y máquina llevando las capacidades del hombre al límite, todas sus modificaciones son para alcanzar un ser perfecto; su proceso creativo es a partir de la máquina, el movimiento y la medicina, es en este tipo de procesos creativos en el que se demuestra que el hombre por sí solo no puede ser hombre, que siempre necesitará de alguien más, y de otros medios, para crear experiencias de vida.

En este primer intento por definir que es el hombre a partir del cuerpo, no he desarrollado por completo a los diferentes filósofos ni sus diferentes teorías sobre el cuerpo y el hombre puesto que no pretendo hacer un recuento de la historia de la antropología filosófica, sino más bien retomar algunos puntos de ciertos filósofos que han visto al hombre como motor del mundo. A cada punto tratado le he aplicado ejemplos del arte corporal contemporáneo, cada artista con el que ejemplifico utiliza diferentes estrategias conceptuales, pero todos utilizan el cuerpo como único medio. Podemos observar en dichos artistas, procesos en los cuales las personas entran en relación con el cuerpo ajeno, asimilándolo en el propio, para caer en cuenta de que el cuerpo en la sociedad actual es un objeto por el hecho de ser producido, consumido y personalizado: es el hombre el que garantiza, en la medida de sus necesidades, su coexistencia en un contexto funcional.

Así pues la pregunta: ¿es el hombre la medida de todas las cosas?


Benjamín Martínez Castañeda
Mayo 2012
BIBLIOGRAFÍA

BUBER, Martín, ¿Qué es el hombre?, FCE, 1967
GUASCH, Ana María, Arte último del siglo XX, Alianza, 2002
XIRAU, Ramón, Introducción a la historia de la filosofía, UNAM, 2000