El
problema de la percepción
En
Bernardino Telesio.
(Ensayo realizado para la asignatura "Textos Filosóficos 5" a cargo de la Dra. Laura Benitez Grobet)
Introducción.
En la filosofía del Renacimiento de la segunda
mitad del siglo XVI se vive a partir de un retroceso del pensamiento medieval,
en el que el ambiente intelectual es un tanto diferente; “el siglo XVI fue testigo de un acontecimiento, o más bien de una serie
de acontecimientos que efectuaron uno de los cambios y reorientaciones más
profundas que han ocurrido en la historia del pensamiento europeo” [1],
uno de ellos La Reforma. Al mismo
tiempo se caracterizó por un naturalismo riguroso, en el que el pensamiento
comenzaba a alejarse de la magia y esoterismo, se tenía la pretensión de:
“…explotar los principios de la naturaleza de una manera original e
independiente, más que en el marco de una tradición y autoridad establecidas.
Trataron de formular nuevas teorías y estaban orgullosos de liberarse a sí
mismos de las antiguas autoridades filosóficas, especialmente de Aristóteles,
que había dominado la especulación filosófica, y en particular la filosofía
natural, durante varios siglos.”[2]
Para que estos cambios
pudieran ocurrir se necesitó de los avances de las matemáticas, la astronomía,
la botánica, el descubrimiento de América, es decir, de todos aquellos estudios
y experimentos a los que no tuvieron acceso los antiguos; esto es lo que Paul
Kristeller en “Ocho filósofos del
Renacimiento italiano” ha llamado <<la superioridad de los
modernos>>.
La filosofía natural de Telesio.
Bernardino Telesio nace en Cosenza en 1509, su
obra principal se titula “De rerum natura
iuxta propria principia” publicada en 1565; en esta obra rechaza la doctrina
de Aristóteles y deja ver que su método será a partir de la percepción de los
sentidos y la naturaleza. Veía en la naturaleza sólo las fuerzas naturales y se
intentaba explicarlas desde sus mismos principios, los cuales corresponden a
los de un naturalismo empírico. En este sentido: “…el interés dominante de Telesio se dirigía exclusivamente a los
problemas naturales. Él mismo se da cuenta de que su investigación debería
llevarse mucho más allá del punto al que pudo llegar, <<para que los
hombres no sólo lo pueda saber todo, sino también tener poder sobre
todo>>.” [3]
Así pues, Telesio proponía una objetividad desnuda de la naturaleza,
buscaba demostrar la autonomía de la naturaleza; es decir, creía que las cosas
mismas manifiestan su naturaleza y sus características.
Los principios de la filosofía natural de Telesio son
el calor y el frío como principios activos de todas las cosas, acompañados con
la materia como tercer principio (pasivo). Son principios agentes: el calor,
porque dilata, hace más ligero y da movimiento, y el frío, porque condensa,
hace más pesado e inmoviliza; éstos al ser incorpóreos necesitan de una masa
(corpórea) en la que se puedan ejecutar las acciones de uno u otro, de ahí que
la masa al ser corpórea es provista de inercia, y así ser apreciada como tercer
principio natural.
Este reduccionismo
naturalista implica que todo puede fungir como principio explicativo natural,
este método empírico en Telesio permite ver que: “(e)l hombre, para conocer la naturaleza, no debe hacer otra cosa que
hacer hablar, por decirlo así, a la naturaleza misma, confiándose a la
revelación que ella hace de sí al hombre en cuanto es parte de ella”.[4]
Esto quiere decir que el hombre es capaz de conocer la naturaleza en el
momento mismo en que él se reconoce como parte de ella, ya que la naturaleza
misma se atestigua con los sentidos; lo que hace al hombre saberse como
sensibilidad al ser la autorrevelación de la naturaleza misma en sí mismo.
Naturalismo
ontológico.
El pensamiento de Telesio
funda el estudio de la naturaleza como realidad autónoma, en este proceso el
pensamiento del cosentino queda dividido entre la comprensión de Dios y el
mundo, y el del alma humana y el alama de los animales, dejando ver que:
“…no hay duda de que Dios, que ha creado todo lo que
existe de la nada, no lo ha constituido de tal manera que los entes tengan
necesidad continua de su voluntad para llevar a cabo sus propias acciones; a
todos los entes naturales el mismo Dios los dota de la facultad de cumplir las
propias operaciones y de actuar conforme a su propia naturaleza, aunque
continúen dependiendo de Él.” [5]
Nos deja ver
que estos actos son performativos al no ser potencia, ya que son corpóreos y
concretos que interactúan entre sí; estos principios performativos están en
constante producción de todo lo que vemos.
Los fenómenos naturales y la
naturaleza humana son actos performativos porque disienten de principios
trascendentes, “(t)odo tiene su origen en
la lucha entre las naturaleza agentes por ocupar la materia”,[6]
es decir, no hay necesidad de un Dios pues es cuestión de procesos
meramente naturales; el calor y el frío ya están dados en la naturaleza per se:
“No encontrarás ninguna parte de ningún ente que sea
solo masa o solo naturaleza agente, sino que cualquier partícula de cualquier
ente, incluso un punto cualquiera, está compuesto de ambas, completamente
unidas y hechas una sola cosa”.[7]
Esto orilla a
Telesio a decir que el frío y el calor son los principios primeros de todas las
cosas, pues así nos lo hacen saber los sentidos, y que es a partir de la
experiencia donde se puede estudiar la naturaleza como construcción arbitraria
de la subjetividad.
Alma y percepto.
Cuando los
principios activos actúan en la zona intermedia estamos presenciando un
movimiento incesante cuya meta es la creación de seres vivos, ya sea “…en el caso de la generación espontánea
como en el caso de la generación sexual se produce en los individuos un alma, a
la que Telesio denomina spiritus (en
el caso de los animales spiritus y
del hombre semine)”.[8]
Así pues, spiritus y anima son sinónimos y hacen referencia a
esa materia que dota de sensibilidad a todas las funciones cognoscitivas. Sobre
el alma, dice Telesio, todos la tienen, pero me interesa el hombre, el
cosentino dice que en el hombre actúan dos diferentes, una es producto de la
generación y la otra insuflada en Dios; la primera la comparten tanto hombres
como animales y plantas, mientras que la segunda sólo el hombre la posee.
Yo me concentraré en la primera, y se le da el nombre de
<<espíritu>> que es: “…una
especie de cuerpo tenue y sutil, y no debe ser considerado puramente como la
forma del cuerpo…más bien como una cosa que existe por sí misma (que) se localiza de manera primaria en el
cerebro”,[9]
y del cerebro se reparte al cuerpo; así animales y hombres son pensados en
cuerpo y espíritu, donde éste último es encerrado en el cuerpo como un órgano. La
principal tarea del espíritu es la <<sensación>>:
“…la sensación se atribuye a todas las cosas a causa
del espíritu. El espíritu tiene sensaciones porque las cosas externas actúan
sobre él y lo cambian, y él es consciente de estos cambios y pasiones que lo
afectan”.[10]
Las cosas
externas son impulsos sobre el espíritu que producen placer o dolor como
sensaciones primarias; la sensación como percepción funge como una de las
formas del conocimiento, así el espíritu al percibir las cosas exteriores que
actúan sobre él llega a la materialización de conceptos universales desde la
similitud y la diferencia de los objetos exteriores. El conocimiento radica en:
“…pasar de lo que es completamente
conocido a lo que es conocido sólo en parte. Cuando la razón propone algo, lo
hace sobre la base de una semejanza con cosas percibidas y rechaza todo lo que
está en oposición con sus percepciones”.[11]
Con esto, Telesio, quiere decir que todo el conocimiento es a partir de las
semejanzas percibidas por los sentidos, en este sentido, el conocimiento
intelectual es de menor calidad que el conocimiento percibido en los sentidos.
Conclusiones.
Esta nueva
propuesta empírica, la de Telesio, donde se atiende a las capacidades humanas
para conocer el saber humano radica en la experiencia de los sentidos, pues
citando de memoria a Aristóteles: <<no hay nada en el entendimiento que
no haya pasado por los sentidos>>, y así poder triunfar sobre la
naturaleza y entender el mundo de la manera más simple. Así, al reformular el
conocimiento se invita al otro a experimentar; está la tarea que deja Telesio a
la modernidad filosófica, es el abrir camino al hombre como juez de la
naturaleza al darle sentido e interpretarla, en otras palabras, la somete.
Bibliografía.
ABBAGNANO, Nicolás, “La filosofía natural: Telesio”,
“Telesio: los principios generales de la naturaleza” y “Telesio: el hombre como
naturaleza y como alma inmortal”, en Historia
de la Filosofía. Volumen 2. La filosofía del Renacimiento. La filosofía moderna
de los siglos XVII y XVII, Ed. Hora, España, 1994, pp. 114-118.
BERNARDINO, Telesio, Sobre los cometas y la Vía Láctea, [Trad. Miguel Á. Granada],
Introducción de Miguel Ángel Granada, Ed. Técnos, España, 2012, 116 pp.
BONDI, Roberto, “Dios, naturaleza y alma en Telesio”,
en BONDI, Roberto et. al, Bernardino
Telesio y la nueva imagen de la naturaleza en el Renacimiento, Ed. Siruela,
España, 2013, pp. 21-42.
KRISTELLER, Paul, “Telesio”, en Ocho filósofos del Renacimiento italiano, Ed. FCE, México, 2013,
pp. 123-145.
[1]
KRISTELLER, P, Ocho filósofos…, p.
123.
[2] Idem, p. 127.
[3]
ABBAGNANO, N, Historia…, p. 114.
[4] Idem, p. 115.
[5] Apud. BONDI, R, “Dios, naturaleza y alma
en Telesio”, en BONDI, R, et al., Bernardino
Telesio y…, pp. 24-25.
[6]
BODI, R, Op. Cit., p. 25.
[7] Apud. BONDI, R, Ibid.
[8]
GRANADA, M, “Introducción”, en TELESIO, B, Sobre
los cometas…, p. XXXVI.
[9]
KRISTELLER, R, Op. Cit., pp. 132-133.
Los paréntesis son míos.
[10] Ibid.
[11] Op. Cit., pp. 133-134.
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