miércoles, 29 de agosto de 2012

Revalorando las vanguardias (2008)


El arte es la manera de hacer una cosa según las reglas, pero cuando nos ponemos a hablar de arte entendemos las bellas artes como pintura, escultura, grabado, arquitectura, artes decorativas y música. Hoy en día todo el mundo se cree capaz de juzgar al primer golpe de vista y definitivamente cualquier cuadro, pero no se le ocurre a casi nadie la idea de que el arte es un lenguaje en sí, lenguaje constituido por signos que poseen una carga cultural, signos alegóricos que son fatalmente incomprensibles para quien no ha aprendido a leerlos. El lenguaje es una manipulación de los datos sensoriales que transforma a éstos en objetos culturales. Las artes plásticas, por ser un lenguaje, son el término, la resultante de todo un sistema de signos que constituyen un repertorio; el valor de los signos plásticos se modifica en el decurso de los siglos. Los lenguajes artísticos sólo sirven porque informan sobre los datos de una sociedad, en un lugar preciso y en un tiempo delimitado, por eso el arte es la esencia misma de lo humano y encarna la experiencia del hombre, el arte simboliza el espíritu del hombre y le ayuda a conseguir sus objetivos.          

Partiendo de la premisa de que el arte es un lenguaje, ¿cuál es el lenguaje de las vanguardias? Si partimos de un concepto universalista de vanguardia corremos el riesgo de acabar encajando en el molde de una abstracción intelectual prediseñada, una colección de objetos, lenguajes, actitudes, ideas dispares intencionalmente elegidos y artificiosamente engranados entre sí. Pero las vanguardias no se han instrumentado sólo desde el territorio formal y sus principios, sino que han revelado su capacidad de erigirse desde todos los órdenes que afectan al hecho artístico en sí y de enfocarse hacia el inmediato marco de referencias contextuales en que éstas se mueven. 

El artista de vanguardia optó por ser de nuevo un profeta y demiurgo, conductor del diseño de un alma colectiva o conciencia implacable de sus debilidades y apetitos falsificadores. Cuando arrancaron las primeras vanguardias del siglo XX, la intervención sobre la definición social y vital del artista formaría ya una vertiente indisociable en la voluntad de construir proyectos teóricos.             En torno al Fauviso, Cubismo o Expresionismo, la figura del artista ha seguido la proyección del pensamiento de Cézanne que habla de que “El arte es una armonía paralela a la naturaleza. El artista es paralelo a la naturaleza”; depositarios de una misión universal por la que deben alumbrar un universo autónomo, susceptible de establecer innumerables puentes de ida y vuelta hacia las distintas facetas de la realidad y la imaginación. El artista del Futurismo es un agitador que, simultáneamente, construye una poética, la legitima bajo un armazón teórico e intenta socavar el espacio necesario en la conciencia colectiva para hacerla vigente. El dadaísta actúa de manera similar pero por reversión de imágenes, ya que su poética es presentada como destrucción de los principios poéticos, su teoría como “antiteoría” y su agitación como provocación corruptora del estado de las cosas. En las vanguardias soviéticas, el artista funciona bajo el propósito de catalizador, abanderado, o médium de un procesorevolucionario general convencido de expresar y dar forma a sus dimensiones profundas o modelando la utópica condición cultural en que dicho proceso ha de desembocar. Los miembros de la Bauhaus o del Neoplasticismo añadieron una vertiente pedagógica a la que tampoco estaban siendo ajenas, desde diversos presupuestos, las vanguardias soviéticas. El artista del surrealismo va a contar con nuevos modelos antagónicos que se están revelando dominantes en ciertos núcleos del mundo que le es contemporáneo: el artista-burócrata segregado por los totalitarismos fascistas y nazis y el que resulta del proceso de desactivación de las vanguardias soviéticas por el estalinismo.         

A mediados de los años veinte, las vanguardias han desplazado ya de su hegemonía al viejo arte académico, en un largo proceso de confrontación donde el despliegue de la cultura de comunicación de masas ha desempeñado un papel indirecto pero trascendental. Las operaciones sobre el lenguaje visual, sobre su estructura de cimentación teórica o sobre las alternativas a las relaciones arte-sociedad se realizan desde plataformas tipificadas para la mayoría de los aspectos genéricos que encuadran la condición vital segregada por el propósito del artista. La transmisión de las vanguardias a los diversos núcleos periféricos de Europa y América incluye también la transmisión de esta variada tipología en que ha derivado la figura del artista.








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